El
otoño empieza con un susurro del viento entre las hojas. Y no es malo, y no
todo lo bonito pasa en verano, porque yo me acuerdo de inviernos mejores que el
mejor verano. De buscar ideas y apartar el frío entre las calles, de lo bien
que te sienta la ropa de abrigo, de que se disfruta más el sol del atardecer
cuando aparece, de mirar cajas, de gastar sofá y película y dos mil cosas más.
En el
otoño, al oír el susurro, no todas las hojas caen al suelo. Las hay que
cogieron fuerzas todo el verano, y lo que pasa con esas hojas también es magia.
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