lunes, octubre 08, 2012

Descarga


Que nunca he sentido más ganas de permanecer de pie que cuando alguien se creía con el derecho a quitarte la sonrisa. No lo consiguió, porque siempre tuve oídos para escuchar lo que querías decir o callar, nariz para oler un disgusto, ojos para buscar soluciones, boca para decir lo que pienso y manos para, precisamente en cada uno de esos días (será que me guía la magia), gastar papel marrón.

Cada día más de pie, y cada día las piernas se volvían más fuertes. 

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