Conozco perfectamente el color de tus ojos. Navegué por
ellos mil veces, naufragaría las que hicieran falta.
Aprendí hace tiempo la forma de tu nariz, el grosor de tus
labios. Los dibujaría a ciegas.
Memoricé con mis manos tu espalda, de tanto darle forma.
.
.
.
.
No me hace falta un mapa de las líneas que hay en la palma
de tu mano. Vivo en ella.
No hay comentarios:
Publicar un comentario