Lentamente se alzó de sus patas traseras y se dirigió al baño. Se sacó el pasamontañas y lo tiró sin acierto (como cabía esperar) hacia el cubo de la ropa sucia, que rebosaba. -Tengo que poner la lavadora- se dijo como recordatorio. Miró al espejo, tenía la cara empapada en sudor que enguajó con las manos llenas de agua tibia. Con una toalla húmeda se restregó hasta que le pareció suficiente, y volvió a la sala donde una compañera revisaba la grabación. En la mesita, al lado de un portátil y una bolsa casi vacía de Doritos (¿por qué la gente siempre deja dos doritos?), tenía la pistola. La agarró por la culata y se dispuso a limpiarla casi sin gana, como por última vez. Recordó que necesitaba buscar su dni, por si acaso tocaba votar y todo, creía que lo tenía escondido en...
Alguien encendió la tele, y el pensamiento se le escapó sutilmente mientras sonreía fijando la vista en una pantalla en la que alguien gritaba "Yo por mi hija MA-TO".
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