Que la única presión que quiero llegar a hacerte sentir algún día es la de mis dedos intentando deshacer esos rebeldes nuditos de tu espalda.
Que esto va de sonrisas, de charlas eternas y vino. De aire, de querer que me ganes discusiones.
De compartir, no de tensar.
Las ganas, a veces pierden. Y dudas. Pido clemencia.
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