martes, octubre 30, 2012

Crédito

Camina sin miedo, con la seguridad de quien sabe que pase lo que pase no habrá cristal que se empañe. Que por otros muchos pasos que se den, aunque mucho se separen de los viejos, los caminos que una vez se recorrieron no olvidan el pisar gentil de sus pequeñas botas de cuero, de su risa mientras rozaba espigas con sus manos. Por allí se dedicó a abrir senderos que partían del camino, cada día transitaba una nueva parcela, creando una telaraña que atrapó cada momento de sus idas y venidas. No, los caminos que una vez se recorrieron no olvidan las pisadas de quienes los abren.

Hacía sol la última vez que pasó por allí, como hace sol hoy mientras piensa que habrá sido de aquel sendero estrecho de la costa por el que le gustaba despeinarse y llenar los pulmones de aire salado. Más por curiosidad que por nostalgia, buscó en el trastero aquellas viejas botas. Se las probó pero, sin saber cómo, le quedaban grandes.

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