Nunca se te ocurra arrodillarte delante mío, a no ser que sea para saltar.
Nunca te perdonaría que me pidieras perdón.
No agaches la cabeza más que para reposar en un hombro.
No acumules escombro en el jardín.
No dejes de susurrar, no produzcas compasión.
Y sobre todas las cosas, no encojas el corazón.
lunes, agosto 13, 2012
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