martes, noviembre 08, 2005

Canalones

El corazón de un mundo enfermo necesita un by-pass que ayude a bombear la negra sangre de la que se nutre.
Es noticia estos días la sospecha de la OSCE de un pucherazo en Azerbaiján. En su informe suministrado a la prensa, recoge irregularidades cometidas que hacen temblar la confianza de la siempre inocente comunidad europea, que ponía sus esperanzas en un sufragio puro, limpio y nacido sin pecado original de mujer virtuosa.
En la Casa Blanca, el portavoz del departamento de Estado norteamericano, Adam Ereli, mostró su preocupación por el mismo informe. No quizás por las irregularidades cometidas sino puede que por no saber disimular el pucherazo. Quién sabe si Ereli se quedó con ganas de enseñarles el "método Florida" de ganar elecciones. El portavoz solicitó que se "lleven a cabo inmediatamente investigaciones". Así mismo, declaró que "tenemos una relación con Azerbaiján y la continuaremos en una gran número de asuntos como la seguridad energética, el terrorismo, economía, política y otros asuntos que seguirán adelante". La política internacional eminentemente más pragmática de los usa se adecúa a las circunstancias y no se aferra a las convicciones o dogmas de alta política estadista. La política internacional eminentemente más pragmática de los usa se basa en actuar en el extranjero como si fuera una multinacional y su lenguaje es la macroeconomía.
Las relaciones de estados unidos en esta zona del mundo vienen de algunos años atrás. El control por los recursos energéticos empezó a calentar la posguerra fría; para asegurar esos recursos se necesitaba una infraestructura y una presencia en la zona.
Allá por el 12 de febrero de 1998, John Maresca, vicepresidente de relaciones internacionales de la corporación estadounidense Unocal, realizó un informe ante el subcomité de Asia Pacífico del Comité de Relaciones Internacionales de la Cámara de Representantes de los Estados Unidos. Se refirió en él a la "necesidad de multiplicar las rutas para el transporte del petróleo y el gas del Asia Central. Segundo, la urgencia que tienen los Estados Unidos de apoyar los esfuerzos internacionales y regionales con el fin de conseguir acuerdos políticos duraderos para los conflictos regionales, incluyendo el de Afganistán. Tercero, la obligación de una asistencia integral para impulsar las reformas económicas necesarias con el propósito de crear un clima adecuado para la inversión en la zona". Repito, año 1998. Añadía frases como "Desde el comienzo hemos tenido claro que la construcción del oleoducto que hemos propuesto a través de Afganistán no podría empezarse hasta tanto no haya un gobierno reconocido que tenga la confianza de los demás gobiernos, de los prestamistas y de nuestra compañía".
También hablaba de otro proyecto, "patrocinado por la empresa Azerbaiján International Operating Company, un consorcio compuesto por once compañías internacionales, que incluye cuatro estadounidenses, Unocal, Amoco, Exxon y Pennzoil." Proponía un oleoducto que llegara a atravesar Georgia. Es el de la fotografía.
Se diría que el eje ruso-chino ha perdido en el "gran juego" (como ya bautizara Rudyard Kipling a la lucha entre la rusia de los zares y el imperio británico por las colonias en el siglo XIX) a este país. En contrapartida, Uzbekistán parece cada vez más cercano a rusos y chinos, que al afán imperialista estadounidense han confrontado el suyo con el nombre de Organización de Cooperación de Shanghai (OCS). Liderada por Pekín y Moscú, la OCS tiene sus orígenes en el grupo de los “Cinco de Shanghai” , creado en 1996, e incluyendo además a Kazajstán, Kirguizistán, Tayikistán y Uzbekistán. En la actualidad, y desde una perspectiva geopolítica, la OCS es el punto donde confluyen los intereses de Rusia y China. Su finalidad es crear lazos de cooperación entre sus miembros en materia de seguridad militar, desarrollo económico, comercio e intercambio cultural. Así, la Organización , guiada por los intereses de Pekín y Moscú, se va convirtiendo en un actor geopolítico relevante que busca desafiar la influencia estadounidense en la región. Por otro lado, la inclusión de India, Irán, Pakistán y Mongolia como Estados observadores no hace más que reafirmar su peso (basta con señalar que, de admitir a estos países, la organización englobaría a países que suponen la mitad de la población mundial). Henry Kissinger declaró hace poco, durante un encuentro del US-India Business Council, que «el gran juego está empezando de nuevo. Sería una ironía que la dirección de los oleoductos y su emplazamiento se convierta en el equivalente moderno de las disputas coloniales del siglo XIX».
Pero por ahora la ficha de Azerbaiján cae del lado de las barras y las estrellas. Quizá parte del acuerdo sean unos cuantos radares que los usa van a construir en Azerbaiján para supuestamente nada parecido a controlar a Irán, aunque los radares estén en esta frontera. Casualmente, Irán y Azerbaiján se disputan la propiedad de la esquina suroeste del Mar Caspio, donde se sospecha que existan grandes depósitos de petróleo. Casualmente, los Estados Unidos han donado buques guardacostas y han hecho maniobras conjuntas en Mar Caspio. Casualmente, el pentágono ha prometido a la Armada Azerbaijana ayuda para proteger la línea de costa de los depósitos de petróleo y "combatir el terrorismo". Casualmente, la Casa Blanca está embarcada en una campaña de acoso y derribo al gobierno iraní (y también al uzbeko al conminarle éste a abandonar las bases que seguía ocupando desde la guerra en Afganistán).
Lo curioso y anecdótico de este enroque de ajedrez es que en su día ya lo hiciera el bando ruso, que cuando Azerbaiján era de su esfera de influencia política, llegó al acuerdo de construirles una estación de radar para mayor protección de su país.
Quizá es que a los usa les fallan las ideas para los regalos, o que se trata de atacar con el mismo golpe, pero comprar por segunda vez al mismo país con el mismo regalito es una falta total de protocolo imperialista. Digo yo, no sé.
"Tendré una politica exterior orientada hacia el extranjero". G.W. Bush, Redwood, Cal., 27 de septiembre del 2000.

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