sábado, mayo 09, 2009

De vez en cuando

La razón o el motivo para, de vez en cuando, rebelarme contra la institución gris que son tus normas es que, de vez en cuando, echo de menos al principio de amiga que fuiste. Mi rebelión no es más fuerte que los pelotazos de un niño contra un muro. No lo van a hacer caer. Pero ¿qué puedo hacer si mi arma es una pelota? Por lo menos con cada patada se me van las ganas de odiarte. Nunca pude. De vez en cuando, y según qué días, al pegar la pelota en el muro cae algo de arenilla, que se acumula en la parte superior del quicio de la puerta de metal. De segunda mano de una cárcel cercana. Tiene una especie de rendija para la comida y por la que ahora aparece, de vez en cuando, un mensaje. Es entonces cuando dejo la pelota y me acerco a leer. En mi bolsillo tintinean las llaves. Pero no me valen para nada. No tengo fuerzas para darle vuelta. Además, de vez en cuando, me da por pensar que la cárcel es precisamente lo que hay al otro lado. Así que me giro y sigo dando patadas a la pelota. Hasta que caiga el muro. Hasta que no haya cárceles.

3 comentarios:

Angel dijo...

Este texto paez de andar por casa..s

Anónimo dijo...

Todavía no me he apuntado en "seguidores"... pero sabes que te sigo de todos modos :)

Morado Durán dijo...

Ángel: podría, aunque es otra de esas cosas en servilleta.
Anónim....o: Gracias. Y no es necesario apuntarse. Aunque no niego que me preste.

pd: ñuuuuuuuu